miércoles, 12 de noviembre de 2008

SIENTO LUEGO EXISTO: Ética médica - primer asalto.

[“La labor de la ética es discernir qué es bueno y qué es malo. También es la tarea - dicen - de sacerdotes, expertos y padres. Desgraciadamente la tarea de niños y filósofos consiste, precisamente, en preguntar a los sacerdotes, eruditos y padres ¿Porqué?” :-)]

La ética como tal ha coexistido siempre con el ser humano y ha sido causa y consecuencia de intensos y maravillosos debates. Es un rasgo inherente a esa condición que se nos supone de seres racionales, entendidos como “aquellos capaces de obtener información: del entorno a través de la percepción, del pasado por medio de la memoria, y de los informes lingüísticos por medio del conocimiento del lenguaje, así como aquellos capaces de deducir nuevos conocimientos a partir de los adquiridos y de evaluar e inferir preferencias concretas con que guiar la acción a partir de evaluaciones y conocimientos”… buffff, con esa definición entiendo que algún ser racional opte por la vía de la irracionalidad como modo de vida :-)

La ética, por si a algún/a compañer@ médico amnésic@ se le ha olvidado su significado – absurda sensación aguda subjetiva que tengo, lo sé - etimológicamente deriva de la palabra griega “ethos” que quiere decir costumbre, actitud interior de la persona hacia la vida.

No es objetivo de este post hablar de la ética en general sino de la ética médica, pero, a modo de ejemplo e introducción, no puedo aguantar sin colgar aquí uno de los habituales dilemas éticos que suele plantear el contemporáneo Peter Singer en sus conferencias y que a mi tanto me gusta para abrir turno de polémica. Peter Singer tiene la habilidad de plantear analogías entre decisiones cuyas consecuencias espantosas estamos todos de acuerdo y decisiones aparentemente más benignas que, en su opinión, son parecidas desde un punto de vista ético. Plantea, por ejemplo, que uno puede ganar dinero para comprarse un nuevo televisor vendiendo a un niño sin techo a una corporación que utilizará sus órganos para trasplantes – eso, estamos todos de acuerdo, es una barbaridad inadmisible. Pero, en contraposición, plantea también que, cada vez que compramos un televisor en vez de donar el dinero a una organización que protege a los niños sin techo de las mafias de los trasplantes, estamos haciendo exactamente lo mismo. ¿A que da qué pensar cuando plantea este tipo de cosas? (Del libro “Platón y un ornitorrinco entran en un bar” de Thomas Catchcart y Daniel Klein).

Mucha gente “occidental” puede pensar que la Ética Médica arranca en el siglo V – IV a.C. con el famoso juramento Hipocrático – juramento clásico que tod@s l@s médicos recién licenciad@s juramos esencialmente cumplir en el ejercicio de nuestra profesión – pero, siendo justos con la historia universal (y es que el mundo no es sólo Occidente), fue ya en la Mesopotamia del siglo XVIII a.C. cuando Hammurabi escribió los ocho artículos de su conocido Código, incluso con referencias halladas en tablillas de arcilla datadas 200 años antes.

Miremos donde miremos, la realidad es que todos estos preceptos, y algunos más contemporáneos, promulgan por regla general valores perennes para la práctica de nuestra profesión y de la relación médico-paciente: el respeto por la vida, no hacer daño, ser reservado, ser grato.

Yo sé que es difícil en general ponerse de acuerdo en algo, y si además intentamos ponernos de acuerdo en qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, la tarea se vuelve harto difícil, lo sé, pero si, prácticamente todas las religiones del mundo, han conseguido, curiosamente, ponerse de acuerdo en lo que se viene a llamar en ética “la regla de oro”, no comprendo porqué no lo hemos de conseguir l@s médicos. El cristianismo, el hinduismo, el budismo, el Islam, el judaísmo, el confucianismo, la religión bahaí, el agnosticismo…todas promulgan en sus textos el cumplimiento de esa regla de oro. Incluso el artículo VI de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que hizo la Asamblea Nacional Francesa en 1789 postrevolución lo estableció: “No hagas al otro lo que no quieras que te hagan a ti”, esa es la regla.

Sólo pido una cosa a mis compañer@s: podemos discutir o no sobre cualquiera de las cuestiones éticas – clásicas o nuevas – que la práctica de nuestra profesión plantea cotidianamente a la hora de tratar a un/a paciente, podemos llegar a ponernos de acuerdo o no, pero, por favor, tened o tengamos la capacidad de ponernos en el lugar del/de la paciente y de no hacer – o dejar de hacer – nada que no nos gustase que nos hicieran a nosotr@s mism@s, sólo eso…tan difícil y fácil al mismo tiempo. ¡Consigámoslo!

Seamos responsables en nuestro trabajo. Somos médicos del cuerpo y del alma de l@s pacientes. Hace ya tiempo que se sabe que las enfermedades no tienen un origen sagrado ni punitivo por algo mal que el/la paciente haya hecho. Hace ya tiempo que se sabe que los medicamentos no los creó Dios. Hace ya tiempo que el/la médico dejó de ser considerad@ como una especie de mag@ o chamán, como el brazo armado de Dios en la tierra, de estar por encima del bien y del mal y totalmente protegid@ de determinadas leyes humanas – sean estas justas o no.

El/la paciente no es un/a incapacitad@ mental. No estamos por encima de él/ella. No le perdamos el respeto. No nos perdamos el respeto a nosotr@s mism@s con nuestro quehacer cotidiano. Intentemos ir a dormir con la conciencia tranquila cada noche sabiendo que cada un@ en su puesto laboral ha asumido y cumplido con sus respectivas responsabilidades. Es un trabajo de equipo. Tod@s somos necesari@s. No debería de haber imposiciones por simples motivos jerárquicos (imposiciones, estas, que yo veo como reflejo de las propias inseguridades de l@s que las imponen). El respeto profesional se gana, no se impone. No es un trabajo cómodo el nuestro, pero es nuestra elección (y ya trataremos el tema vocacional o no de la medicina otro día).

Y no quiero decir con todo esto que el paciente no tenga sus obligaciones. Tienen su parte de responsabilidad. El cumplimiento de esta regla de oro ha de ser recíproco, no todo son derechos y no sólo tienen derechos…también esto será motivo de otro post en mi blog.

Primera parte, me acabo de acordar, perdón :-) Aquí me paro por hoy. Habrá segunda, tercera y no sé cuantas partes más sobre este tema de la ética médica. Ética médica en general, pero sobre todo en mi especialidad de la medicina de urgencias, porque es la que conozco y con la que lidio cada día. Habrá más partes porque me preocupa la deshumanización de la medicina, porque me preocupa la realidad de l@s que afirman ser médicos como un medio cualquiera de tener un sueldo a final de mes...habrá más porque me preocupa mi profesión.

Para relajarnos un poco, acabo con dos variantes humorísticas de la ya famosa regla: 1.-”No hagas a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti, tal vez tengan otros gustos” (George Bernard Shaw) y 2.- “Hazlo bien y no mires con quién” (Anónimo)…mmm…más de un@ debe de aplicar esto, si no soy incapaz de entender determinadas actitudes o toma de decisiones :-)

Último apunte: planteo una cuestión que yo no sé contestar de manera sencilla…¿qué es mejor: un/a médico no lo suficientemente preparado/a para un determinado puesto de trabajo pero que por lo menos es médico como si eso fuera una especie de salvoconducto (mmm) o dejar la plaza/turno laboral sin cubrir? ¿El hecho de poner a es@ médico no suficientemente preparad@ traspasa la responsabilidad de los posibles errores por omisión o acción al/a la propi@ médico o también hay responsabilidad del/de la que l@ contrata?¿Es ético cubrir una plaza sea como sea porque así se ha cumplido el objetivo?...mmm...ahí dejo el debate abierto. Yo no tengo las respuestas.

Sigo siendo responsable de las opiniones escritas por mí en este espacio.
Un saludo y muchas muchas gracias por leerme :-)

PD: “Me gustan los reincidentes porque no cambian de idea”…mmm...¿y en el ámbito de la medicina también?

PD: ¡Si no tienes nada que hacer, por favor, no lo vengas a hacer aquí en la medicina!

PD: Lo prometido es deuda…dedico este post a aquell@s que están viendo el documental de "los ornitorrincos, los perezosos y las zarigüeyas: esas grandes atletas de la naturaleza"…ell@s ya saben a quienes me refiero ;-)