martes, 26 de abril de 2011

EL PODER DEL TIEMPO LIBRE




La culpa fue del cha, cha, cha…parece que, por su culpa, empezaron las desigualdades sociales. Intentaré hacer un resumen que el temita da para mucho y que a mí me esté apasionando no quiere decir que lo tengáis que sufrir vosotr@s :-)

[Basado en el libro de Estructura Social de Kerbo...asignatura de Antropología]

Todo empezó (bastante bien) hace aproximadamente 1 millón de años. Nuestros ancestros se organizaban socialmente en lo que hoy llamamos sociedades de cazadores-recolectores. Aunque existían variaciones geográficas de este modo de vida, todas tenían una característica común: eran sociedades casi-iguales. Existían, en grado menor, algunas desigualdades de poder, basadas en la experiencia que concede la edad o en el estatus de ser el mejor proveedor de alimentos, pero, en general, se trataba de sociedades nómadas o semi-nómadas, con bajo desarrollo tecnológico, que impedía la acumulación de posesiones materiales que no pudieran ser trasladadas. La clave estaba en la cooperación para la obtención de alimentos. Lo que se obtenía mediante cooperación se debía compartir entre los demás. Si no se practicaba el reparto, la cooperación se debilitaría y el hambre los mataría a todos. Además casi ningún miembro de la tribu tenía la fuerza suficiente ni las armas necesarias para impedir por la fuerza que los demás, que eran mayoría, lograran su porción de la presa. Era, si queréis, una casi-igualdad forzada por la necesidad y el sentido común.

Sí que existía, sin embargo, y quiero mencionarlo, una cierta desigualdad de género, una división sexual del trabajo. En líneas generales (aunque hoy en día ya se sabe que no ha sido siempre así) los hombres se dedicaban a la caza y las mujeres a los hijos y a la recolección de los alimentos cercanos al hogar. División sexual del trabajo en estas sociedades de cazadores-recolectores que no significa siempre y necesariamente desigualdad, como bien ha quedado demostrado a posteriori, aunque sí que es cierto que, aquellas actividades que contribuían en mayor grado a la supervivencia del grupo, recibían más recompensa en forma de mayor estatus y honor.

También había jefes y hechiceros cuyos estatus se adquirían gracias a las habilidades o los méritos, pero no podían acumular riquezas materiales y eran reconocimientos a tiempo parcial. No podían pedir a nadie que trabajase para ellos porque, en general, todos tenían que trabajar cada día para obtener alimento y rara vez había reserva suficiente como para liberar a la gente de esas obligaciones.

Hace aproximadamente 10.000 o 15.000 años aumentó considerablemente la población y los recursos alimenticios empezaron a reducirse. “Había menos tierra (por las glaciaciones) y más gente”. Aumentaron los conflictos entre las tribus. Se hizo necesario un cambio y el ser humano se dio cuenta que mediante los métodos agrícolas de producción de alimentos era posible alimentar a una mayor cantidad de gente y disminuir los conflictos. Se empezaron a abandonar las pautas nómadas. Se empezó a desarrollar una nueva tecnología. Había llegado la revolución neolítica.

Al principio las tribus seguían siendo pequeñas e iban alternando las tareas agrícolas con las de caza y recolección. Poco a poco se iba consiguiendo un excedente de alimento que permitió liberar a ciertas personas de dedicar todo su tiempo a conseguir comida. Aparece el tiempo libre y, con él, los artesanos y los líderes políticos y religiosos. El estatus seguía siendo la principal forma de desigualdad y las diferencias de estatus eran probablemente mayores que antes, pero aún no estaban ligadas a la riqueza o al poder hereditario.

Llegó la agricultura a tiempo completo. En apenas 8000 años de agricultura la población humana aumentó del 10 a 300 millones de personas. Antes habíamos tardado cerca de un millón de años para llegar a ser esos 10 millones de personas.

Seguía aumentando la producción de alimentos y el tiempo libre, aparecieron otras profesiones, nuevas tecnologías, las personas trabajando para otras personas, los líderes políticos y religiosos, los ejércitos, la esclavitud…Se desarrolló, ahora sí, una desigualdad social creciente e imparable, en la que las mujeres, de nuevo y además, estaban aún más en desventaja. Aparecieron las primeras ciudades. Los estatus se hicieron hereditarios. Nunca después el aumento de la desigualdad ha sido tan grande como en esta fase.

Llegamos a hace aproximadamente 5000 años. Aparecieron los primeros imperios agrarios. Había muchas diferencias entre y dentro de los imperios antiguos, pero encontramos también unas características comunes. Solían tener gobiernos centralizados con elites políticas y religiosas dirigentes que disponían de un amplio control político y económico. La función del Estado era hacer cumplir las leyes, reclutar soldados, recaudar impuestos y obtener tributos de los territorios conquistados. Los imperios tenían vastos territorios, con muchas ciudades de diferente tamaño y función económica, y poblaciones numerosas. Había ya una compleja división del trabajo y una tecnología más compleja. Había, por tanto, un alto grado de desigualdad.

Con el aumento de las conquistas de los nómadas, alrededor del 500 dC, la mayoría de los antiguos imperios agrarios entraron en decadencia. El mundo occidental se metió en plena Edad Oscura. Hacia el 1000 – 1200 dC aparecieron las primeras sociedades feudales o estamentales en Europa y volvieron a surgir las desigualdades extremas.

Antes del 1200 dC las desigualdades de poder y de riqueza se justificaban por la tradición y la costumbre. Tras la desintegración de las civilizaciones anteriores, la gente se había agrupado para vivir y trabajar bajo la protección de la nobleza militar, a cambio de pagarles tributos en forma de servicios y entregarles la mayoría de su excedente económico. A partir del 1200 dC el modelo se vio amenazado por la rebelión de los estratos bajos y por la aparición de una nueva clase de comerciantes cuya riqueza se podía equiparar en ocasiones a la de la nobleza. Estamos en la fase feudal.

En sus inicios, el sistema feudal consistía en varios señoríos independientes y dominados cada uno por una nobleza local. Pero poco a poco algunos terratenientes empezaron a dominar a otros, apareciendo una nobleza más rica y poderosa y mayor grado de desigualdad respecto al pueblo llano.

Hacia el 1300 dC, con las revueltas campesinas y el aumento de poder de la clase de los comerciantes, la nobleza se unió para crear nuevos sistemas estatales que les permitieran mantener su poder y sus privilegios. Aparecen los Estados modernos. Las desigualdades se consolidan todavía más.

En los siglos XV y XVI el perfeccionamiento de los métodos agrícolas, que producían un excedente cada vez mayor y liberaban del trabajo de la tierra cada vez a más gente, permitió un nuevo desarrollo tecnológico y una nueva organización social. Aparecieron las sociedades industriales y postindustriales, capitalistas y socialistas que, a pesar de las diferencias en cuanto a ideología política y grados de democracia, en general se caracterizan por una reducción de la desigualdad, comparada con la que había en el periodo preindustrial.

La complejidad de la tecnología, la necesidad de especialistas a los que las elites debían de dar cierto poder porque sólo ellos sabían manejar determinadas máquinas, el aumento de productividad que esto generó, la reducida tasa de crecimiento demográfico de esta época, la representación de esta clase media en el Estado, el aumento de la tensión internacional que hace que cada elite intente obtener como sea la lealtad de los suyos…estos son algunos de los factores que han conseguido que la tendencia creciente de desigualdad se haya frenado.

Además de la evolución de cada nación, no podemos olvidar el desarrollo del llamado sistema económico mundial en el que hay países ricos y pobres, países dominantes y dominados. El poder de cada país en el marco de la moderna economía mundial genera mucha competitividad y desigualdad entre las naciones. Las naciones menos desarrolladas tienen que enfrentarse no sólo a su desarrollo propio, sino a un sistema internacional de poder económico que suele influir negativamente en sus oportunidades de avanzar económicamente.

A pesar de que el estudio llevado a cabo en 56 naciones apoya definitivamente esta línea de historia de la desigualdad, no hay una única trayectoria. Existe sólo una tendencia muy general hacia sociedades más complejas y tecnológicamente más avanzadas, pero algunas sociedades, por cultura o por oportunidades, emprenden ese cambio, y otras no.

¿Y ahora qué?....porque hay mucho “tiempo libre” hoy en día…

¡Un saludo a tod@s!

miércoles, 16 de febrero de 2011

UNA COMEDIA MATEMATICA – JUEGOS MATEMATICOS OCULTOS EN LA LITERATURA


Aún estoy en shock y quiero compartirlo con vosotros en este primer artículo del año 2011, que se ha hecho derogar. Estaba (aún estoy) inmersa en pleno ERE personal, valga el símil, y no he tenido oportunidad de ponerme a escribir con calma. Mis disculpas…aunque cuando acabéis de leer este post no estoy segura si hubierais preferido que siguiera, simplemente, disculpándome y me deje de una vez de escribir :-)

Inmersos en la ley Sinde, os transcribo, porque no tiene desperdicio tal cual está redactado por su autor, ni soy quién para alterarlo (fuera de algún signo de puntuación que no he podido evitar cambiar), el capítulo del libro “Juegos matemáticos ocultos en la literatura” que Piergiorgio Odifreddi dedica a la Divina Comedia de Dante.

Estoy en shock por que alguien sea capaz de analizar tan en profundidad un libro (y más este libro en concreto) como para extraer esta información. Estoy en shock porque me siento pequeñita e inculta. Estoy en shock por lo complejo del capítulo y de la redacción…a ver si somos capaces de reanimarnos junt@s.

“Al principio Dios creó el Cielo y la Tierra, y a mitad del camino de nuestra vida, Dante se encontró por una selva oscura. El extravío de la recta vía acontece la noche del Viernes Santo de 1300, primer año jubilar de la historia, cuando el poeta tiene 35 años: coincide, por tanto, con la mitad exacta del ciclo de 10 metamorfosis que se suceden cada 7 años, en las que, siguiendo el verso 10 del salmo 89, se creía que se articulaban los 70 años de una vida perfecta. Pero también a 6500 años el instante de la creación, según el testimonio de Adán en el Paraíso (XXVI, 92), el “antiguo padre” declara, en efecto, haber vivido 930 años y haber esperado en el limbo otro 4302 antes de la liberación, acaecida el Sábado de la Pasión. Dado que en el Convivio, Dante afirma que Cristo murió a 33 años exactos de la Encarnación, por tanto en el año 32 d.C., el 1300 se convierte también en la mitad exacta del ciclo de 13000 años en los que se creía articulada la vida del Universo. Una fecha doblemente simbólica, por tanto, que divide en partes iguales la vida personal de un hombre y la historia interpersonal de la Humanidad.

La teoría del ciclo cósmico, que Dante toma prestada de Empédocles (Infierno, XII, 41-43) adquiere una fascinación especial si es vista con ojos modernos. El filósofo de Agrigento consideraba, en efecto, que al principio había el caos, en el que las cuatro “raíces de todas las cosas” estaban unidas en armonía. Fue la fuerza del Odio la que las separó, determinando la formación de las cosas del mundo, y será la fuerza del Amor la que las reunifique, volviendo al reino del caos. Platón denominó “elementos” a las cuatro raíces, pero basta llamarlas “fuerzas” para obtener una prefiguración de la denominada Teoría Estándar, según la cual, al principio, las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza estaban unificadas. A resultas de la explosión del Big Bang se determinaron sucesivas roturas de simetría que separaron una tras otra la fuerza gravitacional, la nuclear fuerte y débil, y la electromagnética. La física moderna no está aún en condiciones de decirnos, sin embargo, si la historia del Universo seguirá para siempre bajo el signo del Odio o si, al contrario, al final el Amor prevalecerá. En otras palabras, si la expansión del Universo continuará infinitamente, o si, en cambio, se invertirá con una contracción que desemboque en un Big Crunch.

Dante pone a Empédocles en el limbo junto a los matemáticos Tales y Euclides (Infierno, IV, 137 y 142), y encuentra la manera de citar un teorema de cada uno. En verso: “o si de un semicírculo se hacen triángulos que un recto no tuviesen” y “igual que se entienden las terrenas mentes, que un triángulo de obtusos no es formado” (Paraíso, XIII, 101-102 y XVII, 15). En prosa: un triángulo inscrito en un semicírculo ha de ser rectángulo, y un triángulo solamente puede tener un ángulo obtuso. Estos ejemplos denotan, sin embargo, un conocimiento indirecto de la matemática griega a través de Aristóteles. El primer teorema queda demostrado en los “Analíticos segundos” y el segundo en la “Metafísica”.

A pesar de las limitaciones de sus conocimientos técnicos, Dante logró aprovechar al máximo las potencialidades metafóricas de la matemática, sobre todo en los momentos en que la rarefacción del Paraíso puso a prueba la “nobleza” de su mente y su elevada fantasía. Por ejemplo, queriendo expresar la enormidad del número de centellas que se le aparecieron en los círculos angélicos, prefirió a un genérico infinito, una precisa pero enorme finitud: “y tantas eran, que el número de ellas más que el doblar del ajedrez subía” (XXVIII, 92-93). La referencia es, aquí, a la leyenda sobre la invención del juego del ajedrez, según la cual su inventor habría querido que el visir le pagara con un grano de arroz en la primera casilla del tablero, con dos en la segunda, con cuatro en la tercera, y así sucesivamente. El total, obtenido multiplicando 63 veces consecutivas el 2, es un número del orden de 18 trillones.

Llegado a la presencia divina, ya casi al término de su viaje, el poeta se dirige a la matemática no sólo para describir su última visión, sino también para cuantificar su sensación de impotencia. La Trinidad se representa mediante “tres giros de tres colores y una continencia”, y a Dante “lo mismo que al geómetra le apura el círculo medir, pero no acaba de encontrar el principio que procura” (Paraíso, XXXIII, 116-117 y 133-135). Dios es, pues, un triple círculo que el poeta trata inútilmente de cuadrar, en la vana búsqueda de la solución del más conocido y refractario problema geométrico de la antigüedad: la construcción, mediante regla y compás, de un cuadrado de área equivalente a un círculo dado. Problema que, dicho sea por inciso, en 1882, Ferdinand Lindemman demostró que es efectivamente insoluble.

La matemática más interesante de la Comedia, sin embargo, se cela en las profundidades de los recintos y en las alturas de los cielos, donde Dante (acaso sin saberlo) la dispersó. Uno de los primeros y más ilustres exegetas de la estructura del mundo dantesco fue Galileo Galilei, que en 1558 dictó “Dos lecciones en la Academia Florentina sobre la figura, sitio y grandeza del Infierno de Dante”. Después de principiar declarando que el estudio del Infierno es aún más maravilloso que el de la naturaleza, Galileo pasa a determinar las medidas de los recintos y bolsas de manera científica, o sea, mezclando apropiadamente observación experimental y deducción lógica.

Uno de los datos cruciales es el verso que establece la medida de la novena bolsa: “que millas veintidós el valle abarca” (Infierno, XXIX, 9). Inmediatamente el número hace parar mientes en la relación numérica de 22 a 7, determinado por Arquímedes como medida aproximada de la relación geométrica entre circunferencia y diámetro de un círculo. Galileo deduce que el diámetro de la novena bolsa es de 7 millas. Dante y sus contemporáneos no conocían a Arquímedes, el cual, en efecto, no se encuentra mencionado en el limbo junto a Tales y Euclides, pero ese resultado específico era conocido por Fibonacci de Pisa y, de alguna forma, debió llegar a los oídos del poeta.

Como la décima bolsa mide 11 millas (Infierno, XXX, 86), la novena bolsa ha de tener una longitud de 1,75 millas. Suponiendo que todas las bolsas tengan la misma longitud, Galileo deduce que Malebolge tiene un diámetro de 35 millas. El infierno entero tiene, en cambio, la forma de un cono de sección triangular equilátera, con el vértice en el centro de la tierra y la altura pasando por Jerusalén. Dado que Nápoles se encuentra en los alrededores de la base del cono, Galileo piensa que la selva oscura puede estar cerca de Cuma, es decir, donde Virgilio había colocado, en el canto VI de la Envida, la entrada al Infierno.

La estructura del Paraíso es más complicada y se ha visto obligada a esperar hasta el siglo XX para ser comprendida: se trata de una hiperesfera, o sea, de una esfera de cuatro dimensiones, representada, sin embargo, en el espacio de tres dimensiones. Para entender como sucede, supongamos que miramos la Tierra desde el Polo Sur: veremos los paralelos del hemisferio meridional como una serie de círculos crecientes, que alcanzan un máximo en el Ecuador. Para poder ver más allá deberíamos trasladarnos hasta el Ecuador. Entonces veríamos los paralelos del hemisferio septentrional como una serie de círculos decrecientes que alcanzan un mínimo en el Polo Norte. No obstante, si abriésemos la Tierra como si fuera una flor, los paralelos septentrionales circundarían a los paralelos meridionales, y el Polo Norte se desplegaría en derredor de todo.

Análogamente, mirando el Paraíso desde la Tierra, Dante ve los cielos como una serie de esferas crecientes que alcanzan un máximo en el Primer Móvil. Para que mire más allá, Beatriz lo acompaña hasta el Empíreo, donde ve las sedes angélicas como una especie de esferas decrecientes, que alcanzan un mínimo en un punto deslumbrante que es Dios. Beatriz explica que, de hecho, aquel punto es la esfera mayor y que encierra todo lo que parece encerrar.

Sorprendentemente, ésta es justamente la manera como hoy vemos el Universo a través del telescopio: el esférico frente de expansión de las galaxias, que se encuentra a la distancia recorrida por la luz desde el momento del Big Bang, es, en realidad, la imagen desplegada de aquel instante inicial. Lo cual permite interpretar al Dios dantesco como la imagen de la creación, el “punto en el que todos los tiempos son presentes” (Paraíso, XVII, 17-18)”.

Amén…y esta vez no sé si atreverme a enviar un saludo a tod@s o querréis que me despida :-)

PD: Pensaba escribir sobre otro tema pero no he podido remediar el cambiar cuando he acabado la lectura de este capítulo.

viernes, 3 de diciembre de 2010

LA VISTA. EL OPIO NATURAL DE LOS SENTIDOS


Miraros fijamente al espejo, dice Diane Ackerman en su libro “Una historia natural de los sentidos”, libro en el que está basado este artículo. Sobre ella recaen todo el mérito redaccional e interés que podáis encontrar en él. El desmérito y desinterés, si aparecen, son culpa mía.

Los humanos tenemos ojos (¿sólo los ojos?) de animal predador. Los animales predadores tienen los ojos colocados en la parte delantera para tener visión binocular de su presa. Son como unos prismáticos. Las presas, por contra, tienen los ojos colocados a los lados de la cabeza para tener visión periférica y ver mejor los peligros.

Hoy quiero dedicar este post a ese especial sentido que para mí es la vista. A priori son cosas fáciles de decir, pero yo sostengo frecuentemente que podría acostumbrarme, creo, a casi todo lo que me tenga deparado la vida – en temas de enfermedad – menos a vivir sin vista y/o quedarme tetrapléjica. Hoy me apetece escribir, en una época como esta de bombardeo de imágenes virtuales que nos pueden hacer dudar de si lo que estamos viendo es o no “real”, sobre una de las maravillas de la evolución biológica que es la capacidad de ver y de mirar. Vayan por delante mis más sinceras disculpas por la tardanza inusual de este post. En ocasiones lo que quieres hacer no lo puedes hacer cuando quieres…porque ni siquiera llegas a poder hacer lo que tienes que hacer obligatoriamente…mmm…¿obligada por quién o por qué?

Para la mayoría de los humanos, al contrario que para otros animales, el mundo alcanza su mayor densidad informativa cuando lo analizamos por medio de los ojos. El 70% de los receptores sensoriales del cuerpo convergen en los ojos. Lo sabemos bien, inconscientemente: solemos cerrar los ojos cuando besamos apasionadamente para no distraernos y sentir ese beso, y cuando nos gusta alguien, queremos que nos vea con buenos ojos.

Empecemos por el principio. Hace muchos muchos años, en los antiguos mares (que, dicho sea de paso, son los mismos que los de ahora), los seres vivos desarrollaron un trozo de piel sensible a la luz. Herencia de esos inicios salados es que nuestros ojos necesitan estar constantemente bañados en agua salada. Por eso tenemos párpados. Por eso no los tienen los ojos de los peces: no los necesitan porque ya los tienen constantemente mojados. De ahí al famoso trilobites y a los modernos ojos eléctricos o a las lentes sincrónicas hay un suspiro temporal, comparado con lo arduos y largos que fueron esos principios.

Etimológicamente también las partes del ojo tienen su historia y, a mi modo de ver, su atractivo. Iris, por ejemplo, viene de la palabra griega utilizada para designar el arco iris. Pupila viene del latín “pupilla”, que significa”muñeca pequeña”, porque cuando los romanos miraban a los ojos de la gente se veían reflejados en pequeño.

Vivimos en un mundo de luces y sombras, reales y psicológicas. Ciento veinticinco millones de delgados bastoncillos interpretan la oscuridad y dan sus informes en blanco y negro. Siete millones de conos regordetes examinan el día brillante y colorido, aunque a veces no nos lo parezca. En décimas de segundo el mensaje llega a la corteza visual del cerebro y adquiere sentido. Es ahí dónde vemos. Es ahí dónde vemos, tal cual un teatro imaginario, escenas – reales o no – con todo lujo de detalles, como si las estuviéramos viendo en ese momento, aunque tengamos los ojos cerrados.

Mirad a vuestros pies. Estáis sobre el cielo. Cuando queremos mirar el cielo tendemos a levantar la vista, pero el cielo en realidad empieza en la tierra. Caminamos por él, gritamos en él y lo inhalamos hasta lo más profundo de los pulmones. Comenzando por la tierra, y estirándose en todas direcciones, el cielo es ese espeso medio flexible en el que vivimos. Desfilando por el cielo, una nube rinoceronte se transforma en un perfil humano, en un plato de cortadas de melón o en un dragón [Dra. A, ¿esto tiene algún significado psiconalítico del que tenga que preocuparme? ;-)]. Nubes redondas: el clima será ventoso. Nubes moteadas: lloverá. Nubes bajas, espesas y oscuras: se acerca un frente frío de tormenta. Detrás de todo esto hay miles y miles de horas de observación, de mirar el cielo…mirando al suelo.

Para l@s observador@s de ocasos: cuando se pone el sol, en ese mismo sitio en el que se hunde poco a poco en el mar, y durante un solo instante, una diminuta chispa verde brilla durante un segundo. Se llama “rayo verde” y es muy difícil de ver. Intentad localizarlo. ¡A ver quién lo consigue...y mientras tanto os dejo la foto que encabeza este artículo!

¿Por qué el cielo es azul?, preguntábamos de pequeñ@s. Cuando la luz del sol choca contra los átomos de los gases que forman la atmósfera, y contra las partículas de polvo y humedad del aire, se desprende la luz azul, la luz más potente del espectro visible. Si lo viéramos desde el espacio exterior, el aire parece negro porque no hay partículas de polvo que dispersen la luz azul.

Otras “visiones” astronómicas curiosas: la luz del Sol tarda unos ocho minutos en llegar a la Tierra y que la veamos…y la luz de la estrella polar salió de ella en tiempos de Shakespeare. Para ver el mejor arco iris, un truco, colocaros con el sol de espaldas y ya bajo en el cielo. Incluso siento deciros que esa maravillosa luz de la luna no es propia, la toma prestada…lo que, a mi modo de ver, no le quita encanto.

Si sabemos mirar, encontramos pistas. Si encontramos un árbol en terreno abierto con musgo a un lado del tronco, lo más probable es que ese lado apunte al norte. También se puede mirar la copa de los pinos que, en general, apunta hacia el este.

Seguimos con los colores. Cuando la luz da sobre un coche rojo en nuestros ojos se reflejan solo los rayos rojos y decimos que efectivamente ese coche es rojo. Los otros rayos los absorbe la pintura del coche. Cuando la luz da sobre un buzón azul, el azul es reflejado y decimos que es azul. Es decir, el color que vemos es siempre el reflejado, el que no es absorbido. Vemos el color rechazado de forma que, cuando decimos que una manzana es roja…es de todos los colores menos roja.

Los científicos saben desde hace mucho que ciertos colores desencadenan una respuesta emocional determinada en la gente…que me lo digan a mi y a mis colores de pelo :-)

¿Y esa (horrible) costumbre de vestir a los niños de azul y a las niñas de rosa? Pues viene de antiguo. El nacimiento de un varón era un motivo de celebración que prolongaba el nombre de la familia. El azul, color del cielo dónde vivían los dioses y los destinos, tenía poderes especiales para dar energía y alejar el mal. De ahí a que a los bebés varones se los vistiera de azul para protegerlos hubo un suspiro. Más tarde una leyenda europea dijo que las niñas nacían dentro de delicados capullos de rosa…y rosa para las señoritas [Recordadme que les cuente esto a mis sobrinas…todo sería rosa para ellas, y prometo que sin condicionarlas desde la cuna jeje].

Los osos polares no son blancos, son claros. Su piel transparente no contiene un pigmento blanco, pero su pelaje arroja gran cantidad de diminutas burbujas de aire que refractan el blanco de la luz solar y hacen que registremos el espectáculo como una hermosa piel blanca. Lo mismo pasa con las plumas blancas del cisne o las alas blancas de algunas mariposas.

Los animales han desarrollado colores para atraer, disfrazarse o camuflarse. Un buen ejemplo es el pingüino: es blanco en el pecho, de modo que puede confundirse con la palidez del cielo cuando es visto desde abajo en el mar, y negro en la espalda, de modo que puede fundirse con la oscuridad del mar cuando es visto desde arriba. Como no corren mucho peligro por parte de los predadores terrestres, su atractivo aspecto de dos tonos no es peligroso cuando están descansando en la costa. Y es que el color, como lenguaje silencioso, funciona tan bien que la mayoría de los animales lo utilizan…y no olvidemos que el ser humano es un animal :-)

¡Magia! Cuando en una feria o en un circo aparecen valientemente con un caimán, le hacen dar media vuelta en el aire. Cabeza abajo los caimanes no pueden enfocar y el mundo se le vuelve un conjunto confuso de imágenes. No son capaces de atacar.

Los científicos han tomado fotografías a través de los ojos de los animales. Me gustaría poderlas ver. Ver el mundo desde el punto de vista del espectacular ojo de una mosca o de un camaleón, por ejemplo. ¿Podría mi idolatrado Jorge Wagensberg organizar una exposición temporal al respecto en Cosmo Caixa?

Amantes del cine, además de que los finales de película no existen en la vida real (siento ser yo quien os lo diga), también tienen truco. Cuando miramos una película en realidad estamos mirando una pantalla en blanco durante mas o menos la mitad de la función. El resto del tiempo hay muchas fotografías que se proyectan una tras otra, cada una ligeramente diferente pero relacionada con la precedente. El ojo humano pierde el tiempo suficiente sobre cada fotografía como para enganchar con la siguiente y así nos parece un cuadro único en movimiento. El ojo insiste en enlazar las imágenes separadas. Para una abeja, acostumbrada a una sucesión de imágenes de 300 por minuto, cualquier película sería como una proyección lenta de diapositivas.

Momento artístico. Se han descubierto muchas cosas sobre los problemas de visión de algunos artistas. Van Gogh, aunque es más conocido por el episodio de cortarse la oreja, también bebió keroseno y comió pintura. Algunos investigadores piensan que ciertos rasgos estilísticos de este pintor pudieron no ser distorsiones intencionadas sino el resultado de una enfermedad o, en realidad, consecuencia de la intoxicación por los disolventes de pintura y resinas que utilizaba. No hay que olvidar que trataba su epilepsia con digital (¿?), cuya intoxicación produce visiones en amarillo verdoso.

Los colores brillantes con los que pintaban algunos pintores contenían, en su momento, metales tóxicos como cobre, cadmio y mercurio. Los vapores tóxicos pudieron pasar fácilmente a la comida porque con frecuencia trabajaban y vivían en el mismo cuarto.

Incluso Trevor-Roper se ha atrevido a describir la personalidad miope. Son personas que por su defecto de visión sólo tienen acceso al mundo inmediato y son más introvertid@s. Además, el mecanismo que produce la miopía (elongación de la pupila) también altera la percepción de los colores y los rojos aparecen mas definidos. Las cataratas, incluso, pueden afectar a los colores y hacer que estos se confundan y enrojezcan a la vez. Recordad la creciente fascinación por los rojos del miope Renoir, o en el Monet con cataratas, que tuvo que rotular sus colores y ponerlos en orden en su paleta para no confundirlos, y que, después de operarse, retocó los “extraños colores” que veía en muchos de sus cuadros.

Maravilloso, personal y relativo sentido de la visión :-)

¡Un saludo para tod@s!

martes, 12 de octubre de 2010

MUNDOS DE SABORES – PORQUE A ALGUN@S LES GUSTA EL PICANTE


Hace unos días, en una de esas frecuentes ocasiones en que me suelo auto-invitar a cenar en casa de algun@ de mis sufrid@s amig@s para disfrutar de comida casera bien cocinada (soy una superviviente en ese aspecto), y no sé aún si con afán disuasorio ;-), me vi enfrentada a un aliño casero de wasabi (una especie de pasta verde oriental) calificado por mis anfitriones como “no picante”.

A mi modo de ver no podía existir el wasabi no picante, lo preparasen como lo preparasen. El wasabi no es que sólo pique, es que consigue dejarte la boca insensible para el resto de la comida y te obliga a beber tal cantidad de líquido que, además, consigue, si lo has tomado para cenar, que no puedas dormir seguido por las veces que te has de levantar a hacer pipi por la noche…y, en efecto, ese wasabi no picante, picaba :-)

Y de ahí nació la idea para este artículo: porque a algun@s no les pica lo picante y a otr@s sí…y, lo prometido es deuda, os lo dedico con todo mi cariño, D y R, avisándoos, como ya habéis podido comprobar, que, si pretendía ser disuasorio, no lo conseguisteis :-)

Cromosomas 5p15 y 7. Ahí está la clave. Ahí están localizados los genes responsables de la densidad de papilas gustativas que cada un@ tiene. Según eso, quedamos irremediablemente clasificad@s en superdegustador@s l@s que tienen dos alelos dominantes, muchas papilas gustativas, y son muy sensibles a los sabores picantes –, degustador@s medi@s – un alelo dominante y uno recesivo y moderadamente sensibles a los sabores picantes –, y no degustador@s – dos alelos recesivos, muy pocas papilas gustativas, y con una reacción mínima a los sabores picantes.

Como dice Nabhan en su libro “Por qué a algunos les gusta el picante”, de donde está sacada la información para este artículo, esto es un fascinante ejemplo de la interrelación de genes, hábitats, cultura y experiencia individual.

Más allá de quedar englobad@s genéticamente en uno de los grupos y de evitar o no según que sabores que, por experiencia, aprendemos que no nos gustan, el ser superdegustador/a, degustador/a medi@ o no degustador/a puede llegar a condicionar muchas más cosas que el simple dolor o placer por comer determinados alimentos. Ahí van algunos datos:

- Al/a la no degustador/a, por ejemplo, le pueden llegar a gustar tanto las crucíferas (coles de Bruselas, brócoli…) que pueden llegar a ingerir tantas de estas plantas, portadoras de goitrinas e isotiocianatos, que terminan por interferir en el metabolismo del yodo que puede hacer crecer el tiroides con síntomas parecidos al bocio.

- L@s superdegustador@s notan más el dulce, son más sensibles a una lesión en la lengua y notan más las grasas de las comidas.

- Hay una mayor proporción de no degustador@s entre las familias propensas al alcoholismo.

- L@s superdegustador@s tienden a rechazar las naranjas amargas, ricas en naringina, compuesto químico preventivo reductor de algunos tipos de cánceres. L@s no degustador@es están así protegid@s contra determinados tipos de cáncer, pero sin olvidar que el consumo de chile se ha asociado a cáncer de estómago.

- Además las mujeres mayores superdegustadoras tienden a ser de bajo peso, tienen menos colesterol “malo” y más del “bueno”. Quizá sean más sensibles a padecer determinados tumores, pero está claro que tienen menos riesgo en cuanto a las enfermedades cardiovasculares.

Momento de comentar un curioso y carcajeante estudio real. Whipple y sus colegas estudiaron durante años el efecto analgésico de la autoestimulación genital en las mujeres, y se dieron cuenta que varios factores anulaban la sensación de placer que algunas obtenían del orgasmo. Las investigadoras conjeturaron que el consumo crónico de chile podría anular el sistema de endorfinas de modo que las comedoras de chile serían menos tolerantes al dolor. Para confirmar esta hipótesis, en 1989, Whipple llevó a cabo en Xalapa (el corazón del país de los comedores de chile) uno de los estudios científicos más difíciles que se conocen en cuanto a conseguir una muestra válida. Reclutó 25 mujeres mejicanas de 22 a 50 años de edad para estudiar en ellas los efectos de su autoestimulación vaginal en el alivio del dolor. Tras un cuestionario exhaustivo, las dividió en tres grupos: consumidoras crónicas de chiles, consumidoras medias de chiles, y no consumidoras. Llevó entonces a cada mujer a un sillón reclinable y les pidió que se autoestimulasen mientras la aguda punta de un analgesiómetro Ugo Basile les iba presionando poco a poco [El analgesiómetro Ugo Basile es un aparato estándar para medir la tolerancia al dolor].

Whipple y su equipo confirmaron su hipótesis: las consumidoras crónicas de chile acumulaban tanta capsicina en su torrente sanguíneo que sus reacciones al dolor no se mitigaron con la anestesia producida durante el orgasmo. Por el contrario, las mujeres con aversión al chile experimentaron plenamente los efectos analgésicos de la autoestimulación, con el placer ocultando el dolor :-)

Pensemos ahora en una sala de Urgencias cualquiera (deformación profesional, lo sé). Como sabemos los trabajadores del sector, los individuos de diferentes orígenes étnicos reaccionan de formas decididamente distintas al dolor. Y aunque podría ser que esas reacciones estén en parte culturalmente programadas, otros elementos quizá se deban a la interacción gen-dieta…¿hacemos el estudio? :-) [Como le pasó al escritor del libro, desde que leí esto, cada vez que veo escenas así me viene a la cabeza este estudio de Whipple :-)]

Juegos de palabras: Dolor y placer, chiles y sensación de ardor, dice el autor. Todo está misteriosamente relacionado en nuestros corazones, nuestras mentes y nuestros estómagos. Pensemos si no cuando nos calentamos por alguien. Incluso los mejicanos apodan al pene con los nombres de diferentes tipos de chile, pero sus mujeres se quejan cuando se apaga el fuego de sus amantes. En ocasiones tenemos problemas para distinguir cuando hemos sido chamuscad@s o cuando la relación todavía echa chispas.

Pero ¿en que beneficia a una planta de chile que los mamíferos experimenten una sensación ardiente cuando prueban sus frutos? Para dar con la respuesta a esta pregunta, el propio Nabhan y su equipo se desplazaron al escarpado cañón cercano a la frontera Méjico – Arizona. Casi todas las plantas de chile de esa región son tan delicadas que deben buscar refugio bajo la sombra de arboles más grandes con el fin de protegerse del clima extremo del desierto y de los pisotones de los grandes herbívoros. Encontraron que cuatro quintas partes de los chiles que sobrevivían residían bajo un solo tipo de cubierta protectora, el almez.

Pero si los almeces no representan un elevado porcentaje de la vegetación que cubre el cañón, ¿cómo han conseguido las semillas de chile dispersarse hacia ellos porque "aprendieron" que ahí sobreviven con mayor frecuencia que bajo otros árboles más abundantes en el cañón? Josh Tewksbury montó varias cámaras de video encima y debajo de estos árboles nodrizas almeces para captar en película quien esparcía las semillas de chile por los alrededores.

Los videos identificaron a varias aves como dispersadoras de chile de la región. A finales del verano e inicios del otoño, algunas de estas aves ansían el caroteno, vitamina que se encuentra en altas concentraciones en los chiles, porque hace que aumente la intensidad del color de su plumaje cuando les crecen nuevas plumas después de haberlas mudado en verano y antes de su migración a finales de otoño. Esas aves gastaban una cantidad enorme de tiempo escogiendo chiles, volando luego hacia arriba bajo los almeces, proporcionando un medio casi perfecto para que las semillas de chile se dispersaran bajo sus sombras, bien porque se caían mientras los comían, bien porque salían intactas por las heces tras la digestión. Y es que las aves rara vez sienten el picor de los chiles.

Lo curioso del caso es que los mamíferos no participaban en esa dispersión. Y es que, como se demostró en el laboratorio, si el chile fuera comido por un mamífero, las semillas se podrían destruir entre sus dientes o en sus intestinos y perderían la posibilidad de germinar. Quizá por eso suelen sentir inmediatamente aversión a ellos. Es lo que acuñaron con el término “disuasión dirigida”. El arsenal químico de los chiles funciona para disuadir a los mamíferos incluso de tratar de dispersar las semillas, dado que es improbable que gracias a ellos lleguen a un lugar seguro para establecerse y germinar. Al mismo tiempo, por dispersar los chiles, las aves, que no destruyen sus semillas cuando se los comen, son recompensadas con la dosis de caroteno y otros nutrientes que necesitan y están por ello fisiológicamente adaptadas al consumo de capsicina. Y todo por unas pequeñas diferencias moleculares en la vía de transmisión del dolor entre aves y mamíferos (estudio de Jordt y Julius).

Pero esto sigue… ¿Por qué los humanos eliminamos el sentido innato que se supone compartimos con el resto de mamíferos y seguimos comiendo chile haciendo caso omiso de señales genéticamente programadas durante cientos de miles de años de evolución que nos advierten evitar tales irritantes e inflamatorios bucales?...esto también tiene respuesta pero será motivo de otro artículo, que no quiero cansaros :-)

Espero que mi objetivo haya quedado sobradamente cumplido: lo que llega a dar de si un aliño de wasabi que no pica pero sí que pica :-)

Un último detalle: mientras leía sobre este tema, estaba comodamente instalada en una terraza tomándome un antojo (chocolate negro calentito con leche condensada…mmm) y, automáticamente, me pedí un granizado de limón. Confirmado: soy degustadora media :-)

¡Un saludo a tod@s!

domingo, 5 de septiembre de 2010

RETRATO DE MUJER LEYENDO


[Antes de nada, mis más sinceras disculpas por la tardanza. Cosas del ritmo lento del verano y mi desconexión tecnológica...pero tengo casi acabados tres artículos más escritos a mano, así que espero resarciros :-)].

Dos casualidades que tienen mucho que ver con mi artículo de hoy:

• Programación de TCM del 17 julio 2010: “Fahrenheit 451”. Película futurista de François Truffaut estrenada en 1966, basada en la novela homónima de Ray Bradbury de 1953, que trata de un mundo sin libros, en el que son los bomberos los encargados de quemarlos. 451ºF es la temperatura a la que arden. Tiene la curiosidad añadida, además, que sus créditos son orales y no aparecen letras escritas, en concordancia con el mensaje de la película.

• Noticia aparecida en La Vanguardia el 23 de julio 2010: La norteamericana Patti Smith, musa del rock y el punk, actúa hoy en Porta Ferrada en Sant Feliu de Guixols, cerca de Blanes, donde vivió su admirado Roberto Bolaño a quién hoy dedicará una canción…y que acabó con la inesperada colaboración en directo del hijo guitarrista del desaparecido escritor.

Me explico :-)

¡Impresionante! ¡Felicidades! A ver si soy capaz de reflejar parte de la información, sensaciones e imágenes con las que volví empapada de Palencia, sede del Curso de verano de la UNED “Retrato de mujer leyendo” (12 al 16 Julio 2010), dirigido, magistralmente, por las profesoras de Historia de Arte de la UNED Amparo Serrano de Haro Soriano y Victoria Soto Caba.

Lo tenía claro: necesitaba hacer algo que me oxigenara la cabeza y que no tuviera que ver con la medicina. En cuanto entré en la Web de los cursos de verano de la UNED – donde estoy cursando Antropología, como sabéis – los ojos se me fueron directos a este título (primer gran acierto de las directoras). Con la importancia que yo le doy a los títulos cuando leo y escribo – unas veces con más y, las más, con menos acierto – no podía dejar de llamarme la atención. Como mis amig@s dijeron, era un curso que estaba hecho para mí pues soy mujer y ávida lectora (dejaremos de lado la parte del retrato, que una conoce sus limitaciones por muy buen@ que sea el/la retratista o el programa de tratamiento de imágenes de turno).

Me estimuló – mucho – la presentación: abordar, en el marco de la Nueva Historia Cultural, la iconografía de la mujer leyendo desde una perspectiva multidisciplinar y la trascendencia que los libros tuvieron en la formación de las distintas imágenes de la mujer. Me disuadía – no tanto – el que no sé nada de Arte, de Literatura, de Historia, de Bellas Artes, de Música o de Cine, más allá de lo que una estudiante de ciencias puras como yo pueda saber por la formación básica recibida hace ya demasiados años. Ganó el impulso del corazón, como suele pasar en mi caso, y me quedará para siempre el recuerdo imborrable de lo allí visto y escuchado.

Primera dificultad: imposible desgranar aquí todo el contenido sin que este artículo resulte, seguro, demasiado largo, incluso para lo que os tengo acostumbrad@s (detalle del que no creais que no soy consciente). Para que os hagáis una idea, cada una de las clases magistrales que recibimos hubiera dado por si misma para un curso específico, a cada cual más interesante. Pido disculpas por los errores que pueda haber y por lo que me dejo por citar de todo lo que se dijo.

Primer mensaje: que te guste leer implica adecuar tu realidad y tu entorno para poder llevar a cabo esa actividad (esa pasión). Has de tener, entre otras cosas, un mobiliario adecuado al gusto de cada un@, luz correcta, y organizar tu tiempo y jornada de trabajo.

Primeras recomendaciones de lectura: “Las mujeres que leen son peligrosas” de Stefan Bollman, “Historia de la lectura” de Alberto Manguel y los cinco tomos de “Historia de la vida privada” de George Duby y Philippe Aries. [Primeros y agradables “deberes”: me faltan por leer los últimos cinco tomos…y tengo mucho que estudiar :-)]

Torbellino de mensajes: Tres tipos de mujeres lectoras: nobles, las que habitan en los conventos y las que leen de manera cotidiana. Cuadros de lectura interrumpida (me encantó el concepto). Cuadros de mujeres pensativas con un libro en la mano que no están leyendo. Mujeres lectoras pintadas de espaldas como aislándose del mundo. Mujeres pintadas leyendo cartas. Naturalezas muertas con libros, casi exclusivas de Van Gogh. La curiosa historia de la Virgen siciliana de las letras, única virgen – junto a la Anunciación – que está leyendo. Efecto de la Contrarreforma en el desarrollo de la mujer lectora. Importancia de la autorizada lectura en voz alta de las mujeres viudas. La historia de Sor Juana Inés, mujer lectora que se hizo monja para poder huir de las convenciones sociales y así seguir leyendo y estudiando (y es que solo las más fuertes se hacían monjas, el resto se casaban). La exhibición del libro en determinados cuadros como símbolo de orgullo, como mostrando esa conquista ante las limitaciones sociales que les imponían. El uso del dedo como señal, como queriendo transmitir que voy a seguir leyendo en cuanto acabes de pintar este cuadro. El intento de control de las lecturas permitidas en los conventos y sus efectos reales no valorados por los censores, entre ellos un nuevo cuadro clínico llamado Melancolía religiosa o pena de Adán. El rico desarrollo de personajes femeninos en el teatro barroco. El esfuerzo de Erasmo para que la mujer accediera a todo tipo de lecturas. La defensa de la mujer por parte de Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón. Leyendo a escondidas. George Sand. Emilia Pardo Bazán. Emily Dickinson. Elisabeth Von Arnim. Pinturas de mujeres estiradas en el suelo de un jardin o en la tierra, abandonando un libro. Leer es una decisión política, entendiendo politica como organización de la vida cotidiana. Keith Miller. Marilyn Frenh. “La cámara sangrienta” de Angela Carter. “Indigo” de Marina Warner, reescritura de “La tempestad” de Shakespeare. “Heredarás la tierra” de Jane Smiley, reescritura de “El Rey Lear” de Shakespeare. Rockeras al pie de la letra y ese impactante video con una rockera cantando "Cumbres Borrascosas" en inglés. Las mujeres y el libro en el cine. Mujercitas. ¿Quién teme a Virginia Wolf? Significados de la escena de leer en la cama. Leer partituras. Lectura de cartas, mensajes o recados. Papel de las bibliotecas en el cine. Película “La lectora”. La aparición de Jane Fontaine leyendo un libro en “Sospecha” de Hitchcok. Películas sobre escritoras y que antes fueron lectoras: “Mas extraño que la ficción”, “ Ricas y famosas”, “Swiming Pool”, Katherine Tremel – protagonista de Instinto básico – que es escritora. Películas biográficas de mujeres escritoras. El gusto de retratarse con un libro en la mano de Carmen Martín Gaite. Pase de la pelicula "Fahrenheit 451" y coloquio...

Espero que no os parezca desordenado y sin contenido, sobre todo para los que no habeis hecho el curso. Prometo que saldrán varios artículos de toda esta tormenta de conceptos. Poco a poco que estoy arrancando :-)

Y ya para acabar, otra casualidad, quizá limítrofe, pero fue leerlo y recordar flashes de este maravilloso curso: "Pintar entre lineas. Arte y Literatura", precioso ensayo de Jesús Marchamalo, publicado en su libro recopilatorio "Las bibliotecas perdidas". Trata de esa doble faceta de los pintores que escriben y de los escritores que pintan, así como de la relación de los pintores con el mundo de los libros. William Blake, George Sand, Nerval, Hans Christian Andersen, Gustavo Adolfo Becquer, Lorca, Dali, Alberti, Victor Hugo, Warhol...

Dice, a este respecto, dos cosas a destacar Estrella Diego, profesora de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid y escritora:

1.- “Pienso en un niño que escribe su primera letra en un cuaderno; en realidad, ¿qué hace?, ¿o qué cree estar haciendo?, ¿escribir?, ¿pintar? Antes de que la educación se encargue de explicar que son cosas distintas, los niños seguramente piensen que escribir y pintar es lo mismo. Pintura y literatura son mundos de expresión muy cercanos, de modo que no es extraño encontrarse con estos casos de doble militancia".

2.- “Yo creo que toda pintura es literaria, incluso la abstracción. ¿Se puede mirar un cuadro sin que te cuente una historia? Ante un cuadro, de algún modo, verbalizas un texto en tu cabeza, y por tanto cualquier motivo sirve para construir una historia".

Quizá, Victoria y Amparo, ¿podría salir de aquí otro curso de verano? :-)

¡Un saludo a tod@s!
PD: El cuadro del principio de este artículo es, como no podía ser de otra manera, el de "Joven mujer leyendo un libro en la playa" de Pablo Picasso.

jueves, 8 de julio de 2010

ATOMOS, ENLACES…Y LA VIDA MISMA


Leyendo sobre física, química y sobre los tipos de enlaces (“El canon” de N.Angier) no he podido evitar seguir adelante con la extrapolación que para la vida cotidiana ya insinúa la autora. Voy a intentar ordenar mi cabeza (cosa harto complicada) y a ver como queda :-)

La base de nuestra existencia son los átomos. Todo y tod@s somos átomos enlazados con más o menos fuerza.

Los átomos están compuestos de un núcleo (con protones y neutrones) y de una serie de órbitas que lo rodean, donde están los electrones. Los protones (por un caprichoso convenio que data de la época de B. Franklin) tienen carga positiva, los neutrones no tienen carga, y los electrones tienen carga negativa. Pero lo importante no es el signo arbitrario de esa carga sino que la carga de uno contrarresta la de otro…y el electrón se siente irremediablemente y fatalmente atraído por el protón. Digo fatalmente porque nunca lo alcanzará y está condenado a dar interminables vueltas a su alrededor porque si se para caerá automáticamente atraído hacia el núcleo, los átomos estallarán como pompas de jabón…y no existiríamos ni nosotr@s ni el mundo que nos rodea.

En esta atracción fatal los electrones describen incansables órbitas alrededor del núcleo, pero lo hacen a más o menos velocidad según lo excitados que estén [no me digáis que no hay miles de similitudes con la vida diaria de cada un@ de nosotr@s :-)]. Eso sí, cada electrón tiene su sitio y sólo puede circular por la órbita que tiene asignada…órbitas que aceptan, para más inri, un número fijo de electrones, variable según esté más o menos cercana al núcleo (las órbitas más externas aceptan 8 electrones casi siempre).

Pero los electrones tienen una posibilidad en este cortejo: cuando un átomo es bombardeado, por ejemplo, por un haz de luz, un electrón puede conseguir desplazarse entre órbitas, con la única condición, eso sí, que estas órbitas tengan sitio disponible.

Por si esto no fuera poco, encima los electrones se repelen entre si, lo que hace que los átomos mantengan una prudencial distancia entre ellos. Esta hostilidad electrónica es lo que hace que el viaje alrededor del Sol merezca la pena. Esa antipatía que sienten unos electrones por otros es la que nos protege del vacío.

Los átomos – como las personas – son muy suyos y sólo forman enlaces compartiendo los electrones de su órbita más externa. De ahí para adentro (salvo en el interior de una estrella) no entra nadie… ¿os suena?

Los electrones, despechados, sienten una inquietud innata por romper el aislamiento de los más de cien elementos de la tabla periódica uniendo y desuniéndolos por medio de enlaces…y de eso se encarga la química: de estudiar, hacer y deshacer esos enlaces.

En teoría todo el material necesario para construir lo que sea esta ahí en algún lugar de la tabla periódica. Solo hay que descubrir dónde está eso que queremos crear, que elementos deberían asociarse y bajo que condiciones.

El enlace más frecuente y simple es el covalente, en el que dos átomos se asocian para compartir dos o más electrones pura y simplemente por comodidad. Estos átomos no necesitan más electrones en sus órbitas externas y están compensados, pero como tienen sitio para más, se sienten más realizados si están llenos. Pueden ser átomos del mismo elemento [2 átomos de Oxígeno que forman el O2] o pueden ser átomos de elementos diferentes [un átomo de Nitrógeno – N – con 5 electrones en su capa externa y un átomo de Oxígeno – O - con 6, se unen y forman el NO, gas tóxico en grandes dosis pero utilizado juiciosamente por el cuerpo humano para tareas tales como la relajación de los músculos, la lucha contra las bacterias, el envío de señales al cerebro o la hinchazón de los genitales durante la excitación sexual].

En general, los elementos enlazados son más estables y menos reactivos desde el punto de vista químico. Es como el que está casado y se le considera cogido. Sin embargo, a diferencia (o no) del matrimonio entre las personas, no es monógamo. Eso sí, cada uno tiene su límite romántico, es decir, el máximo de compañeros con los que puede unirse simultáneamente (a eso se le llama la valencia del elemento, que viene del latín “valentia” que significa poder o capacidad). Cuanto más cerca está un elemento de llenar sus huecos, más estable y menos depredador se vuelve [el nitrógeno – N – puede unirse a otro nitrógeno compartiendo sus tres pares de electrones externos formando una sustancia muy duradera que es el N2 líquido, que suele ser la sustancia química escogida para almacenar a largo plazo diferentes bienes médicos como el esperma o las pruebas del escenario de un crimen].

Otro tipo de enlace es el iónico, que es el que se da entre iones positivos y negativos (átomos que han perdido o ganado electrones en su orbital más externo). Los elementos positivos, propensos a perder electrones, son aquellos que tienen menos en su órbita externa, y al revés los propensos a quedar cargados negativamente [por ejemplo el sodio – Na – que sólo tiene un electrón en su órbita externa y tiende a perderlo en favor del cloro – Cl – al que sólo le falta un electrón para saciar sus 8 huecos disponibles. Así se crea la sal].

Otro tipo de enlace es el metálico, en el que los electrones son compartidos entre diversos átomos al más puro estilo socialista.

Además de estos tres enlaces fuertes, hay dos tipos de enlaces débiles que unen grupos de moléculas o de compuestos iónicos: el enlace por puente de hidrógeno y el enlace de las fuerzas de Van del Waals.

Si el oxígeno – O – de cada molécula de agua – H2O – fuera la cara de Mickey Mouse, y cada hidrógeno – H – fuera una oreja, resulta que cada par de electrones que tienen en común cada uno de los enlaces covalentes no está compartido del todo y los electrones tienden a pasar más tiempo cerca del núcleo del O que del H. Como consecuencia de esto, las orejas tienen una ligera carga positiva y la parte inferior de la cara una ligera carga negativa. La molécula está polarizada. Si ponemos varios Mickey Mouse juntos se irán atrayendo barbillas con orejas. Es por esta fuerza por la que las plantas, por ejemplo, pueden beber agua y esta puede llegar a la copa de los árboles. Es también por esta fuerza por lo que el agua es el disolvente universal [si mezclamos sal – NaCl – con agua – H2O – la parte polarizada positiva (las orejas) tenderá a ir hacia los átomos negativos de Cloro – Cl – y la barbilla hacia los átomos positivos de sodio – Na – poniéndose la molécula de agua en medio de la de sal y disolviéndola].

El otro enlace débil es el que se produce mediante las fuerzas de Van der Waals. Es el enlace menos potente de todos.

A los electrones, como ya hemos dicho, no les gustan los otros electrones (algo homofóbica esta realidad desde mi punto de vista). Cuando los átomos o moléculas están muy cerca sus electrones tienden a pasarse de un lado de la nube a otro en un intento de evitar aglomeraciones y en busca de parcelas en las que pueden sentir mejor la atracción de los protones. Esta característica contribuye a que muchas sustancias permanezcan unidas débilmente.

Dos ejemplos: la arcilla y el lápiz.

La arcilla está constituida por láminas formadas por diferentes átomos (silicio, aluminio, oxígeno, hidrógeno, calcio, nitrógeno y hierro principalmente). En el interior de cada lámina los átomos están unidos mediante enlaces covalentes fuertes, pero cada lámina se une a su contigua por medio de fuerzas de Van der Waals. Por eso es tan fácil coger un poco de arcilla con el dedo…pero no desenganchársela del propio dedo sin un detergente.

El lápiz es de grafito, un mineral formado por un gran número de láminas de carbono pegadas gracias a las fuerzas de Van der Waals. Dentro de cada lámina actúan, como en el caso anterior, las fuerzas covalentes. Al escribir o al dibujar rompemos esa fuerza débil y quedan láminas en el papel.

Y voy a lo que interesa: con este versátil reparto de enlaces podemos cubrir todas las necesidades y situaciones de la vida:

- Nuestros esqueletos están formados por enlaces iónicos entre calcio, fósforo y otros átomos.

- La mayor parte de nuestro tejido corporal está formado por compuestos unidos por enlaces covalentes. Somos el 60% de agua y cerca de 2/3 partes de nuestro peso seco está formado por carbono – C. Puede que el agua sea el disolvente universal, pero el carbono es el esparadrapo de la vida. Tiene un orbital externo con 4 electrones y 4 huecos para alquilar. La flexibilidad del enlace molecular covalente que nos proporciona carbono comestible y oxígeno respirable es esencial para la vida.

- Hay enlaces tipo puente de hidrógeno uniendo ambas hélices de ADN. Lo mismo pasa con las proteínas. Deben de tener determinadas formas para poder hacer sus tareas celulares, pero a la vez ser maleables y sinuosas. Esas formas se las dan los enlaces tipo puentes de hidrógeno.

- Por último las fuerzas de Van der Waals, que son las que mantienen unidos los tejidos blandos. Las diferentes capas de nuestros tejidos, nuestros odiados depósitos de grasa y los surcos de nuestro cerebro se mantienen unidos por estas fuerzas. Por eso es tan fácil deslizar un bisturí o un cuchillo asesino por los tejidos.

Esto sería eterno. Aquí me paro y os dejo, espero y deseo, pensando en todas las similitudes, ya dichas y sobre todo no dichas, que de este post se desprenden para nuestra vida cotidiana.

Un abrazo covalente para tod@s :-)

viernes, 11 de junio de 2010

NO PODEMOS PENSAR EL MUNDO ENTERO DE UNA VEZ – UN PORQUE PARA LA INCOMPRENSION


Mmm…no sé si lo voy a conseguir, pero voy a intentar plasmar por escrito la tormenta de ideas que me danzan por la cabeza y, sobretodo, voy a intentar que me comprendáis, aunque ya aviso que no es un post fácil de seguir…¿quizá por el título? :-)

Creo empezar a entender porqué – valga la redundancia – no nos entendemos, cuando, en ocasiones, hablamos el mismo idioma.

Para entendernos hace falta utilizar el lenguaje, parto de esa premisa…quizá ya errónea, no sé. Vaya por delante decir que por lenguaje yo entiendo no solo el habla, sino todos los símbolos que hay alrededor de cualquier tipo de comunicación verbal o no. Es visión antropológica, no lo puedo evitar. Me vienen dos preguntas a la cabeza: ¿Habré decidido profundizar en este tema de la incomprensión como consecuencia de la enorme dificultad que me está causando entender la asignatura de Antropología Lingüística este año?¿Me servirá para ordenar determinadas informaciones? [Gracias a Alejandro Duranti, en el que baso muy buena parte de este artículo, y que está consiguiendo, sin que pueda llegar a saberlo nunca, mantener vivo mi estímulo para ahondar todo lo que me de el verano en esta asignatura. Si luego consigo aprobarla, perfecto, si no, seguro que habré pasado un buen verano porque como esto lo hago por placer, además de por estudiar regladamente otra carrera, nadie va a poder quitarme ese beneficio].

Las lenguas son parte de la vida de los pueblos, a la vez que son instrumentos de comunicación y de representación del mundo. Cada lengua hay que estudiarla en el seno de la vida social donde se desarrolla. Las lenguas permiten construir las identidades individuales y colectivas. Son instrumentos, marcos y recursos de la cultura, siempre referidas a un tiempo y espacio determinados. Son una serie de estrategias simbólicas que forman parte del tejido social y de la representación individual de mundos posibles o reales. Relacionan sistemas culturales y otras formas de organización social. El lenguaje es dinámico, desempeña un papel esencial en la creación de maneras singulares de estar en el mundo.

Se parte del principio teórico de que las palabras – mis queridas palabras que tanto me gustan y que intento mimar – importan, pero también del hallazgo empírico de que los signos lingüísticos son representaciones del mundo y conexiones con el mundo que no son nunca neutrales, sino que se utilizan constantemente para la construcción de afinidades culturales y también de diferencias culturales.

Pero estas diferencias no están solo en los códigos simbólicos que las representan (no están solo en sustituir un sonido por otro o una palabra por otra) sino que se ponen también de manifiesto por actos concretos de habla, por la mezcla de palabras con acciones y por la sustitución de las palabras por acciones. Hay que prestar atención tanto a lo que se dice como a lo que no se dice. Cuando pensamos en lo que se dice, en oposición a lo que no se dice, establecemos un fondo contra el que evaluamos lo dicho.

Eso sí, no podemos pensar el mundo entero de una vez, como dice el título. Hay que intentar entender que los modos en que pronunciamos las palabras en un momento determinado proporcionan un punto de vista, un modo de reflexionar sobre el mundo y sobre la naturaleza de la existencia humana [Ya lo decían los filósofos antiguos: “Los seres humanos son solamente criaturas que piensan sobre si mismas pensando”]. Pero el lenguaje es más que una herramienta reflexiva con la que intentamos encontrar sentido a nuestros pensamientos y acciones. A través del lenguaje penetramos en un espacio que ha sido en parte construido a nuestra manera, un mundo en el que algunas distinciones parecen importar más que otras, un mundo en el que cada opción que elegimos es parcialmente contingente con lo que ocurrió antes y contribuye a la definición de lo que ocurrirá después.

El interés por las lenguas reside en que los hablantes son vistos como actores sociales, en que el lenguaje es condición y resultado de la interacción social. El lenguaje es mucho más que esa visión gramática formal que lo define como un sistema abstracto de reglas para la combinación de elementos discretos pero carentes de significado (fonemas), que forman unidades significativas (morfemas), que, a su vez, se combinan en unidades de más alto nivel (palabras, proposiciones, oraciones). Hay que intentar comprender, además, el papel y el lugar que ocupan las formas lingüísticas y sus contenidos en la vida individual y colectiva de las personas.

La Antropología Lingüística interpreta el lenguaje como medida de nuestras vidas. Tiende a centrarse en el discurso situado. Intenta entender porqué, además de hacernos cognitivamente iguales por tener todos los humanos la capacidad de hablar, el lenguaje permite crear, y crea, distinciones entre grupos, individuos e identidades.

El lenguaje es la herramienta intelectual más flexible y poderosa que los seres humanos hemos creado. Tiene capacidad de reflejar el mundo, incluido el mismo lenguaje. Todo pasa porque un lenguaje determinado permita a sus hablantes articular en un sistema lo que hacen con las palabras en la vida corriente. El lenguaje es el encargado de proporcionar las interpretaciones de los hechos y, para ello, es importante convertirse en un experto analista del discurso. Pero no solo eso, también hay que entender qué pretenden los hablantes en esa interacción concreta, qué es lo que ellos consideran significativo, a qué prestan atención y con qué fines. Deberíamos crear una especie de Unidades de Análisis para poder interpretar al que habla…pero el problema es como encontrar conceptos analíticos que sean coherentes con la perspectiva del/de los que está/n hablando sin convertir a cada hablante en alguien con nuestras propias preferencias analíticas. Al final hay alguien que habla y alguien que escucha, claro, pero todo pasa principalmente por qué dice, como lo dice y en que contexto, para que yo encima entienda su mensaje siempre bajo mi interpretación porque yo soy mi propio contexto. ¡Así lo fácil es no entenderse!

Vaya, y para acabar, que no es lo mismo textos y versículos que versos y testículos…a ver si así se me entiende mejor :-)

Creo que, en efecto, necesito un descanso :-)))

¡Un saludo a tod@s!