domingo, 8 de noviembre de 2009

¡ESTO ES LA LECHE!...Cr.2q21


“- Escucha, hombre blanco, ¿me puedes ayudar a llevar estas cajas de leche en polvo a unos hermanos míos del pueblo de Ak-Chiñ? – Me dijo un indio pima (que acabó siendo mi amigo) de una de las reservas bajo protección federal de la zona de Arizona – USA.

La leche en polvo provenía del programa federal de excedentes alimentarios que mensualmente proveía a las familias de bajos ingresos de la reserva. Los alimentos se almacenaban en un depósito dónde las familias iban, en teoría, con sus vales para recogerlos. Ayudé a Gabriel – que así se hacía llamar el indio – a subir las pesadas cajas de polvo blanco en la camioneta y nos pusimos en marcha.

Cuando llegamos al pueblo de Ak-Chiñ, nos dirigimos hacia un campo de béisbol donde varios hombres jóvenes y adolescentes se preparaban para jugar un partido contra otro equipo del pueblo. Gabriel se bajó de la camioneta y se puso a hablar en su lengua natal con uno de los jugadores. Luego regresó al vehículo.

- Ven, hombre blanco, aquí es donde hay que bajar las cajas. ¿Me ayudas?
- ¿Aquí vamos a distribuir la leche para que estos muchachos la lleven a sus familias? ¿Por qué mejor no vamos al pueblo y la entregamos directamente?

Gabriel soltó una risotada: “Nooo, han tenido más de esto en sus casas de la que pudieran desear. Hace tiempo que dejaron de recogerla en el depósito…No, hombre blanco, la necesitan para trazar las líneas del campo de forma que sepan cual es el área de juego…No podemos beber leche, ¡ni siquiera en polvo! Dame leche y me hincho como un balón. Todos los indios tenemos intolerancia a la lactosa”.

Más de 30 millones de estadounidenses – incluidos muchos descendientes de africanos y asiáticos – no pueden digerir el principal azúcar de la leche tiempo después de haber sido destetados. De hecho el destete de la mayoría de niños del mundo puede acelerarse por una gradual disminución en al actividad de la lactasa, enzima que descompone la lactosa en glucosa y galactosa, sustancias más fáciles de digerir. Si no hay suficiente lactasa para digerirla, la lactosa se asienta en el intestino del niño, absorbe agua, y se expande hasta que forma un sustrato para microbios productores de gases….Quizá yo pertenecía a la minoría de residentes de Arizona cuya tolerancia a la lactosa se prolonga hasta la vida adulta. Entre los indios pimes la mala absorción de la lactosa afecta al 40% de los niños de cuatro años, al 71% de los de cinco, al 92% de los de siete, y al 100% de la población mayor de ocho años.

Hace 30 años un geógrafo cultural llamado Frederick Simoons descubrió que la distribución global de la extendida tolerancia a la lactosa estaba estrechamente relacionada con la distribución de los antiguos pueblos pastores y ganaderos de Europa, Asia Menor y el norte de África; los adolescentes y adultos que residían en el resto del mundo eran deficientes en lactasa. Hace alrededor de 100.000 años ocurrió una mutación en el ADN de una población aislada del norte de Europa que le permitió tolerar la leche como un alimento rico en nutrientes. Esa adaptación de la tolerancia a la leche se expandió gradualmente por cruces con otros grupos, aunque también pudo haber surgido de una mutación independiente en el ADN de otras comunidades. De cualquier forma, ciertas poblaciones que portaban este gen en bajas frecuencias – y que con posterioridad adoptaron un modo de vida basado en el pastoreo y una cultura del consumo de leche – encontraron que la actividad de su lactasa se prolongaba gradualmente hasta la vida adulta. Se presume que la mayoría de esas personas al principio empleaban pequeñas cantidades de leche cruda en forma ritual o sólo consumían productos fermentados como el yogur y el queso, cuyas bacterias convierten a la lactosa en azucares digeribles. El pequeño porcentaje de individuos tolerantes a la lactosa en una población dada fue favorecido con rapidez cuando llegaron a ella estos recursos ricos en nutrientes, de manera que sólo 15 generaciones después de alimentarse de queso y yogur, la frecuencia de tolerancia a la lactosa entre sus individuos se incrementó espectacularmente.

Desde el punto de vista de la evolución, la intolerancia a la lactosa - que antes regulaba el tiempo de destete en las sociedades no agrícolas – súbitamente disminuyó. Hay que tener en cuenta que entre los cazadores-recolectores, que nunca tuvieron ganado, los niños por lo general eran destetados mas pronto que los de las sociedades ganaderas. En los hábitats silvestres, donde la oferta de alimentos variaba con las estaciones, el prematuro comienzo de la intolerancia a la lactosa reprimía le deseo del niño de amamantarse, lo que posibilitaba que las madres conservaran sus reservas nutricionales y permitía que la fertilidad de la madre se recuperara más pronto, dado que la lactancia la inhibe.

Por el contrario, las culturas que adoptaron la ganadería obtuvieron los medios para proveerse de leche suficiente como para asegurar la supervivencia de casi todos los niños, siempre que mantuvieran sus reservas de forraje. Que uno o no esté predispuesto genéticamente a la deficiencia de lactasa depende de que tan recientemente nuestros antepasados adoptaron la ganadería y se adaptaron al nuevo conjunto de oportunidades nutricionales asociado con la leche de vaca, oveja, cabra o carabao.

Como dijo Paul Rozin en 1982, esta situación es especial: en la mayoría de los casos pensamos que la selección natural de ciertas características genéticas tiende a anular los comportamientos que no siempre tienen un valor inmediato de supervivencia, es decir, se van produciendo cambios genéticos que van mejorando la especie y permitiendo sobrevivir a los que los van heredando, y cambiando su vida en consecuencia. Pero en este caso fue diferente: aunque no conocemos los detalles del camino que se siguió, el producto final – la tolerancia a la lactosa bajo control genético – sugiere que las practicas culturales de beber leche cruda y productos lácteos generaron la presión selectiva para el cambio genético. Lo recalcó Matt Ridley en su libro “Genome”: “la evidencia señala que tales pueblos primero adoptaron la ganadería y, como consecuencia de ello, más tarde adquirieron la habilidad para diferir la leche”.

Así pues, el motivo principal por el que Gabriel y los miembros del equipo de béisbol de Ak-Chiñ utilizaran la leche en polvo para trazar su campo de juego en lugar de bebérsela se encuentra profundamente inmerso en la historia genética y cultural de su pueblo. Sus antecesores eran cazadores-recolectores y no ganaderos. La intolerancia a la lactosa es uno de los fantasmas de la evolución escondido en sus cuerpos” [Sacado del libro “Porque a algunos les gusta el picante. Alimentos, genes y diversidad cultural” de Gary Paul Nabhan].

Espectacular historia…..simplemente quería compartirla, por su innegable base antropológica – ahora que por fin estoy inmersa ya en mis estudios de Antropología Social y Cultural – y por su aún más que evidente ejemplo de lo que significa “ayuda útil” que, tantas veces, los ricos conceden magnánimamente a los menos ricos, sin preocuparse de si es adecuada para el receptor, o si, simplemente, es “adecuada” para ellos como donantes.

¡Un saludo a tod@s!