sábado, 15 de agosto de 2009

¿QUIEN MANDA AQUÍ? EL “SECRETO” DEL HELADO DE VAINILLA


[“Dedicad parte de vuestro tiempo a exploraros, a abrir vuestra mente” (Jorge Wagensberg)]

En época de regímenes – a cada cual más variopinto y efectivo/inefectivo – mi inquieta mente científica no puede dejar pasar la oportunidad de contemplar el problema desde otras realidades. Quizá llego un poco tarde…pero también para eso hay una explicación: aún no he hecho vacaciones y mi particular operación bikini esté por lucirse :-)

En mi filosofía habitual de no apropiarme de lo que no es mío, porque tampoco me gusta que se apropien de lo mío sin que me citen (no hagas a los demás lo que no quieras para ti – dediqué un post a este tema de ética general), valga decir que me apoyo en el libro “Un día en la vida del cuerpo humano” de Jennifer Ackerman, que aprovecho para recomendároslo encarecidamente.

Si empezamos por el principio, es decir, por cuando se trata de empezar a tener hambre, hay dos sustancias imprescindibles de cuyo desequilibrio depende el que empecemos a comer y paremos: la grelina y la leptina [va por ti, N ;-)]

La grelina es un péptido segregado principalmente por el estómago y el duodeno, que actúa sobre el cerebro como un potente estimulador del apetito. Pero no es el estómago vacío el desencadenante de los niveles de grelina en nuestro organismo, sino que es el cerebro el que anticipa la comida en base a cuantas comidas esté acostumbrado a hacer al día.

La leptina, producida por las células grasas, se opone en acción a la grelina. Se forma y se libera a la sangre en proporción a la cantidad de tejido graso que cada un@ tenemos. Desde la sangre, viaja hasta el hipotálamo/hipófisis, que responde modulando el apetito y el ritmo metabólico. Parece ser que es la forma que tiene el cuerpo de comunicar al cerebro si las reservas de grasas son suficientes o no, de forma que pueda igualar la ingesta calórica con el gasto energético. Hay que decir que, para la mayoría de la gente, la ingesta excede el gasto en menos del 1% gracias a la acción de esta sustancia.

L@s investigador@s afirman que la configuración de los circuitos del apetito por parte de la leptina durante los primeros años de vida, puede constituir el puntal biológico de lo que se conoce como valor de referencia del peso corporal, que es una especie de memoria para el abanico de pesos que cada cuerpo humano manejará a lo largo de su vida.

Seguimos avanzando. Ya hemos comido, lo que nos toca, o lo que hemos querido. Después de comer, los mecanorreceptores del estómago ayudan a indicar que está lleno…pero no es tan sencillo. Dos hormonas: la CKK (colecistoquinasa) y la PYY (polipéptido pancreático), segregadas por las células intestinales en respuesta a la presencia de alimentos en su interior, desempeñan un papel clave en la emisión de esta señal de saciedad al cerebro.

La rapidez con la que nos sintamos satisfech@s depende además de lo que comamos. Los alimentos no son todos igual de efectivos a la hora de suprimir las señales del hambre. Los que son ricos en fibra, que progresan más lentamente, pueden desencadenar más PYY que la comida rápida compuesta de carbohidratos refinados que se disuelven rápidamente en el estómago.
David Cumming ha demostrado que tanto las proteínas como los azúcares suprimen la grelina provocando una rápida disminución de hasta el 70% de la hormona del hambre, mientras que las grasas la reducen más lentamente y solo un 50%. Los investigadores sugieren que esta lenta disminución de la grelina por los alimentos de alto contenido graso podría ser uno de los mecanismos subyacentes al aumento de peso que acompaña a las dietas ricas en grasas.

Espero que hayáis disfrutado de la comida :-) Asomémonos junt@s a ver que pasa dentro de nuestro aparato digestivo ahora…¡es maravilloso!

D. Relman – microbiólogo de la Universidad de Stanford – dice que, de todas las células que componen el cuerpo humano, más del 99% son en realidad microorganismos. El peso total de todos estos microbios se ha estimado en un kilo…un kilo del que nunca podremos deshacernos, hagamos el régimen que hagamos :-)

En el año 2005 l@s microbiólog@s utilizaron la secuencia genómica para realizar un censo de la flora intestinal. Descubrieron cerca de 400 especies, más de la mitad de las cuales eran totalmente nuevas para la Ciencia...y esto era sólo la punta del iceberg: el número de microbios que hay dentro de nuestro intestino se aproxima a seis o siete mil. Cientos de estas especies llevan consigo genes que nos dotan de rasgos y funciones que no hemos tenido que desarrollar por nuestra cuenta, ampliando así nuestro propio genoma.

Sin nuestras bacterias residentes, los intestinos no se desarrollarían bien. Para protegerse de las toxinas naturales y de las secreciones ácidas, las vellosidades (la piel interna) del tubo digestivo han de mudar su recubrimiento cada 1-2 semanas, y esto lo consiguen gracias a la señal de una bacteria.

Otras bacterias – las Bacteroides Thetaiotaomicron – nos ayudan a tolerar las proteínas inofensivas de los alimentos y otras materias inocuas que circulan por el interior del tracto alimentario, impidiendo que nuestras células inmunes reaccionen contra ellas.

La B.Theta y otras ayudan, también, a determinar nuestro tamaño, influyendo en el número de calorías que se transforman en grasa. En el genoma de la B.Theta hay muchos genes dedicados a procesar los carbohidratos para la digestión. Sin estas bacterias, los carbohidratos pasarían por nuestro sistema digestivo sin ningún beneficio calórico.

Otras bacterias interesantes: las Firmicutes y las Bacteroidetes. Parece ser que la gente obesa tiene más proporción de Firmicutes y una menor de Bacteroidetes….En definitiva: que no sólo dependemos de la grelina y de la leptina, de la PYY y de la CKK, sino que la cantidad de calorías presentes en los alimentos que comemos parece ser que son relativas a la población bacteriana de quien los ingiere.

¿Qué decir del ritmo intestinal? L@s investigador@s han estimado que el ritmo medio aproximado entre que ingerimos un alimento y lo expulsamos de nuestro cuerpo es de 2 a 3 días, aunque, evidentemente, hay gran variabilidad individual. La comida que hemos tomado pasa la mayor parte del tiempo en el intestino grueso, dónde llega en estado líquido, y de dónde sale en estado más o menos sólido. Para ello el cuerpo absorbe alrededor de 7,5 litros de líquido cada día.

Por cierto, un inciso escatológico: el mal olor de nuestras heces se debe principalmente a una sustancia llamada escatiol, un subproducto de la degradación del aminoácido triptófano…y, curiosamente, no siempre encontramos este olor desagradable y nauseabundo. Se utiliza en pequeñas cantidades como condimento en el helado de vainilla ¿?

Teníamos hambre y hemos comido, helado de vainilla incluído :-) El bolo alimenticio va circulando por dentro de nuestro aparato digestivo. Ahora es el turno de la llamada Termogénesis Inducida por la Dieta (TID) y de la Non Exercise Associated Thermogenesis (NEAT).

Cuando comemos en exceso, el cerebro detecta el hartazgo y activa la TID para quemar alguna de las calorías extra en forma de calor. Uno de los genes responsables de esta increíble proeza produce una proteína que actúa como un interruptor para acelerar la cantidad de energía que quema una célula en respuesta a la ingesta excesiva de alimentos.

La NEAT, por su lado, incluye todo el movimiento nervioso, cambios de posición, movimientos de dedos o pies…es decir, toda la actividad física no planificada que hacemos durante el día. Un apunte: comer en exceso no estimula la misma cantidad de NEAT en todas las personas.

Mmm…entonces…¿Quién manda aquí?

Felices regímenes...digo, vacaciones :-)

¡Un saludo a tod@s!

7 comentarios:

Rupit (Ricardo Texidó) / Pruit (Núria Tabares) dijo...

Vaya, esta explicación no se si ayudará a los regimenes pero si a entender el proceso de la digestión. En mi caso, se lo que es no tener la bacteria que sintetiza la lactasa, siendo una intolerante a la lactosa estricta. Hasta que no tienes el problema uno ni se imagina lo necesario que es una flora intestinal adecuada. Tardo mucho más en hacer la compra, porque me tengo que mirar todas las etiquetitas de los productos. En fin, en mi opinión hay que cuidar la flora y no es necesario hacer esos regimenes estrictos y drásticos si no acostumbrarse a dietas equilibradas, aunque por lo que veo la falta de tiempo esta llevando a la comida preparada que no creo que sea muy equilibrada en general!!!. Pruit

La lectora corrent dijo...

El meu pare més d'una vegada havia dit que prenia iogurts per restablir la seva "fauna" intestinal. I si li deies que no era 'fauna', sinó flora, replicava que es tractava de bacteris. Atès que no eren plantes, tan equivocat era dir-ne 'flora' com 'fauna'. I tenia tota la raó del món.

Suposo que això de 'flora' deu venir d'antic, quan els bacteris s'incloïen dintre del Regne de les plantes (com els fongs, que tampoc són plantes). Avui dia, la tendència és dir-ne 'microbiota intestinal', tot i que encara hi ha molts microbiòlegs i microbiòlogues que encara en diuen 'flora intestinal'.

Anónimo dijo...

Muy científico todo, para "entendidos en la materia". Pensaba yo que me ibas a dar la clave para aliviarme de mis sufrimientos -régimenes- y que en una de tus "metidas en estudios" habias descubierto "como adelgazar comiendo lo que le de la gana", pero veo que no, que tenemos que seguir lo mismo.

Conociéndote, estoy segura que esto lo has escrito con dobles intenciones para alguien :)

Susanita, investiga y descubre esa maravillosa pastilla, que con una al día quemaríamos todas las grasas y adelgazaríamos sin sufrir, te lo pedimos encarecidamente tus fans!!!

De todos modos, que más me da, que me da ya lo mismo. Decía mi madre "más vale tener, que desear", así que me aplico el cuento.

Cochin, el tema escatológico no podia faltar, así de ahora en adelante siempre que vea un helado de vainilla me acordaré de ti... y no me lo comeré.

Visto que te atracan y no me entero, que te mensajeo y me ignoras :( y que ya solo piensas en el "amol", he decido entrar a escribirte y meterme un poco contigo, so-vaga.

Por cierto, tu cuerpo en bikini luce igual que hace unos años? :)
Ya sé, ya sé, querida, me vas a contestar que "muchísimo mejor" :)p

Reparte besitos.

Martírio.

Anónimo dijo...

Pido encarecidamente que el grupo Toreros Muertos vuelvan y escriba una canción entre la relación del helado de vainilla con el escatiol, como en su día lo hicieron con la canción "Mi agüita amarilla"...

...sería algo así: "mi heladito de vainilla"

Saludos,
Mayéutica

Vivir es una casualidad dijo...

- Hola Pruit :-) Mi intención era poner el dedo en la llaga para decir que hay un componente medio genético medio adquirido, que controla mucho más que una superdieta de régimen, el intervalo de pesos en el que te vas a mover a lo largo de tu vida :-) Sobre lo de tu intolerancia, menos mal que nos ha tocado vivir en esta época y no hace unos años porque lo hubieras pasado mal de verdad :-(
Un besote

- Hola Lectora corrent :-)
Genial la teva aportació sobre l'anomenada "microbiota intestinal". Continuo llegint-te assiduament (fins i tot vaig anant poc a poc enrere per llegir els teus articles d'abans que jo coneguera el teu blog)...tot i el meu silenci d'aquestes setmanes.
Una abraçada

- Querida "Martirio" :-) Encantada de saludarte por aquí, pero intenta no meter temitas personales, despistada jeje. El resto de las puyas te las contesto en privado ;-)p
Un besito y a ver si se prodiga más usted como escritora, que como lectora ya sé que me sigue jeje
Mmmmmuackssss

- Mayéutica....ESPECTACULAR COMENTARIO :-)))) Me has hecho reir. ¡¡¡Gracias!!!
Un saludo y un beso enorme ;-)

Anónimo dijo...

Muy ocurrente la alusión al helado de vainilla, aunque no sé si al gremio de heladeros les habrá hecho tanta gracia. Te van a hacer vudú, me temo.
Me encantan estos post a lo "Erase una vez el cuerpo humano".
Parece que se está postulando que determinadas vísceras ( corazón, intestino) puedan funcionar como cerebros accesorios... Curiosamente, en la antiguedad se consideraba que que las vísceras eran el asiento de las emociones.
Un gran beso
Ana de Madrizz

Vivir es una casualidad dijo...

Hola Ana de Madrizzz :-) Estoy acostumbrada al vudú...yo misma tengo en casa un par de muñequitos traidos de la cuna africana del vudú así que el gremio de heladeros tenga cuidado! ;-) ... y totalmente de acuerdo con lo de los cerebros accesorios. Si hicieramos el simil habitual entre el motor de un coche y el cuerpo humano, yo tendría dudas...muchas dudas de donde está el veradadero cerebro!
Un besote